Edulcorantes, obesidad y diabetes (II): edulcorantes y diabetes tipo 2
Como decíamos en el anterior post, más allá de las posibles explicaciones y resultados que ofrecen cuanto menos dudas al respecto de la idoneidad de los edulcorantes como alternativa al azúcar, recientemente se han publicado otros estudios que relacionan directamente su uso extensivo con la diabetes tipo 2. En esta segunda parte abordamos las implicaciones con esta patología.
Veamos algunas publicaciones que citan los edulcorantes y su relación con la diabetes tipo 2:
- Consumption of sugar sweetened beverages, artificially sweetened beverages, and fruit juice and incidence of type 2 diabetes: systematic review, meta-analysis, and estimation of population attributable fraction (Consumo de bebidas azucaradas, bebidas endulzadas artificialmente y zumos de fruta, y la incidencia de diabetes 2: una sistemática de revisión y meta-análisis con estimación de la fracción atribuible a la población). Además de encontrar algo ya esperable… es decir, que el consumo habitual de bebidas azucaradas se asocia con una mayor incidencia de diabetes 2 con independencia de la adiposidad, este trabajo señaló también a las bebidas con edulcorantes y a los zumos de fruta en una asociación positiva con esta enfermedad aunque estos últimos resultados pudieran presentar cierto sesgo. En cualquier caso subraya con poco género de dudas, tanto las bebidas con edulcorantes como los zumos no debieran observarse como una alternativa saludable a las bebidas azucaradas en la prevención de la diabetes 2.
- Prospective associations and population impact of sweet beverage intake and type 2 diabetes, and effects of substitutions with alternative beverages (Asociaciones potenciales e impacto poblacional de la ingesta de bebidas azucaradas y la diabetes 2 y los efectos de sustituirlas con otras alternativas). Además de volver a mencionar las asociaciones positivas en el consumo de bebidas azucaradas incluidas las elaboradas a base de leche, las únicas alternativas que ofrece este trabajo como válidas son el agua, el café y el té sin azúcar en la prevención del riesgo de diabetes. Todo ello sin mencionar, ni por asomo dentro de estas alternativas, la posibilidad del uso de otras bebidas con edulcorantes consideradas en el estudio.
- Association between sugar-sweetened and artificially sweetened soft drinks and type 2 diabetes: systematic review and dose-response meta-analysis of prospective studies (Asociación entre las bebidas azucaradas, los refrescos con edulcorantes artificiales y la diabetes 2: revisión sistemática y meta-análisis dosis-respuesta de estudios prospectivos). Aunque el trabajo declara basarse en estudios observacionales y advierte de la cautela necesaria a la hora de sacar conclusiones a partir de este tipo de datos, en sus conclusiones vuelve a mencionar la clara asociación entre el consumo de bebidas azucaradas y la diabetes 2, con una tendencia igualmente positiva con respecto a las bebidas edulcoradas pero menos marcada.
- En uno de los estudios más recientes, Artificially Sweetened Beverage Consumption Is Positively Associated with Newly Diagnosed Diabetes in Normal-Weight but Not in Overweight or Obese Brazilian Adults (El consumo de bebidas con edulcorantes se asoció con las diabetes recién diagnosticadas en adultos con peso normal, pero no entre los que tenían sobrepeso u obesidad) se contrastó con poco género de dudas lo que expresa el título en una muestra de más de 12.000 sujetos.
En resumen
Se hace difícil contrastar un cambio de paradigma tan importante como aquel del que estamos siendo testigos con los edulcorantes. Posicionados inicialmente en un lugar de privilegio al respecto de su uso como un aliado para la salud, en la actualidad y a golpe de publicación estamos asistiendo a un giro de 180º de una forma bastante contundente. A modo de corolario merece la pena traer a colación las reflexiones del estudio titulado Physiological mechanisms by which non-nutritive sweeteners may impact body weight and metabolism en las que se advierte que a pesar de la imagen que se tenía anteriormente, los edulcorantes no son compuestos inertes y hay que tener presente y seguir estudiando aquellos mecanismos biológicos por los que el consumo de estos edulcorantes afectan al balance de energía, a la función metabólica, a la percepción de los receptores dulces dentro y fuera de la cavidad oral, a los efectos hormonales con repercusión metabólica, a los procesos cognitivos (de aprendizaje, de recompensa, de memoria y de percepción del gusto) y a la microbiota intestinal.
A pesar de todo lo expuesto aun no está todo dicho y aun teniendo en cuenta los datos aquí aportados (entre muchos otros) no es un tema que esté zanjado; pero la actual perspectiva es, sin lugar a dudas, que los edulcorantes, sean los que sean (incluidos los más habituales stevia, acesulfamo-K, aspartamo, neotamo, sacarina y sucralosa entre otros) están cada vez más acorralados a la hora de señalarlos más como un riesgo que como una opción saludable.
Tal y como se manifiesta en el artículo Review of the nutritional benefits and risks related to intense sweeteners (Revisión acerca de los riesgos y beneficios de los edulcorantes) publicado por la agencia alimentaria francesa (ANSES):
El objetivo de la reducción de los niveles de ingesta de azúcar debería alcanzarse mediante una reducción en los alimentos de sabor dulce en general a una edad temprana. Por lo tanto, debería recomendarse que las bebidas edulcoradas artificialmente y los refrescos azucaradas no sean consumidos como un sustituto del agua.
Nota: Es preciso agradecer en esta entrada el trabajo previo de otros compañeros, en concreto y en este caso el de Luis Jiménez (@centinel5051) y su recomendable blog “Lo que dice la ciencia para adelgazar”
Por Juan Revenga, dietista-nutricionista y biólogo